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lunes, 19 de abril de 2010

Evangelio del Dia

Martes 20 de Abril de 2010

Martes de la III Semana de Pascua

Evangelio según San Juan 6,30-35.

Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo".
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

Leer el comentario del Evangelio por
San Justino (hacia 100-160), filósofo, mártir Primera Apología 67.66; PG 6, 427-431

« El verdadero pan del cielo »: en el siglo II, una de las primeras descripciones de la Eucaristía fuera del Nuevo Testamento

El día llamado del sol se reúnen todos en un lugar, lo mismo los que habitan en la ciudad que los que viven en el campo, y, según conviene, se leen los tratados de los apóstoles o los escritos de los profetas, según el tiempo lo permita. Luego, cuando el lector termina, el que preside se encarga de amonestar, con palabras de exhortación, a la imitación de cosas admirables. Después nos levantamos todos a la vez y recitamos preces; y a continuación, como ya dijimos, una vez que concluyen las plegarias, se trae pan, vino y agua: y el que preside pronuncia fervorosamente preces y acciones de gracias, y el pueblo responde «¡Amén!», una palabra hebrea que significa: «Así sea».

A este alimento le llamamos eucaristía, y a nadie le es lícito participar de ella si no cree que son verdad las cosas que enseñamos y no se ha purificado en aquel baño que da la remisión de los pecados y la regeneración. Porque no tomamos estos alimentos como si fueran un pan común o una bebida ordinaria, sino que, así como Cristo, nuestro salvador, se hizo carne por la Palabra de Dios y tomó carne y sangre para nuestra salvación, de la misma manera hemos aprendido que el alimento sobre el que fue recitada la acción de gracias que contiene las mismas palabras de Jesús, y destinado a ser alimento de nuestra carne y nuestra sangre para transformarnos, este alimento es la carne y la sangre de Jesús encarnado: esta es nuestra doctrina. Los apóstoles, en efecto, en sus tratados llamados Evangelios, nos cuentan que así les fue mandado, cuando Jesús, tomando pan y dando gracias, dijo: «Haced esto en memoria mía. Esto es mi cuerpo»; y luego, tomando del mismo modo en sus manos el cáliz, dio gracias y dijo: «Esto es mi sangre», dándoselo a ellos solos. (Mt 26,26s;1Co 11,23s)... Y nos reunimos todos el día del sol, primero porque este día es el primero de la creación, cuando Dios empezó a obrar sobre las tinieblas y sobre la materia; y también porque es el día en que Jesucristo, nuestro Salvador, resucitó de entre los muertos.



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